El Metaverso sigue siendo a día de hoy una de esas «buzzwords» que oímos en todas partes pero cuyo significado no terminamos de tener claro. Hay montones de artículos y definiciones sobre el tema, así que no me meteré en ello. Simplemente diré que si habéis visto Matrix o leído el libro Ready Player One, ya tendréis una visualización bastante potente de lo que es el metaverso.

Si como usuario, el concepto de metaverso resulta complejo, como profesor, resulta abrumador. Cuando Laura Raya, Directora de los postgrados de Realidad Virtual y Computación gráfica en U-Tad, me propuso impartir una clase de narrativa en el metaverso en el propio metaverso el vértigo y la emoción a partes iguales, hicieron presencia. Después de bastante investigación y pruebas, la clase se impartió con éxito y fue una experiencia mucho más positiva de lo que yo misma me esperaba.

Aquí os dejo un resumen de lo bueno y lo mejorable de mi experiencia, que espero ayude a otros profesores a lanzarse al metaverso 😉

Un profesor en el metaverso. La clase de narrativa impartida en Spatial

¿Qué metaverso usar?

Esta suele ser la primera pregunta y no es una fácil de contestar. En U-Tad, se venía usando AltspaceVR desde hacía tiempo, para distintas pruebas e investigaciones por lo que parecía natural continuar con esta plataforma. No contábamos con que Microsoft la cerrase súbitamente, por lo que hubo que buscar una alternativa ¡y rápido! Dos colaboradoras del equipo de Laura y estudiantes del Experto en Desarrollo para Realidad Virtual, Aumentada y Mixta de U-Tad, Ana Sicilia y Luciane Gesualdi, se pegaron la paliza para buscar una buena alternativa y diseñar y recrear las aulas de U-Tad en un nuevo metaverso, en este caso Spatial. En poco más de una semana, teníamos el entorno listo.

Lo que me queda de esta experiencia es que el metaverso aún es muy inestable y quizá no es momento de casarse con ninguna plataforma. Como toda industria que «empieza» habrá triunfos, habrá desastres y deberemos navegar entre ellos cual explorador en tierras misteriosas.

¿Cómo estructurar la clase?

El ser humano es un animal de costumbres. Como profesora, debo reconocer que el Power Point, los alumnos sentados y el control sobre la clase, me da una sensación de control que me resulta segura. Como tener el mando de la tele y ser quien decide cuándo se cambia de canal o cuando se puede hablar.

Sin embargo, el metaverso permite mucho más. Cosas que no llegamos a imaginar porque nuestro cerebro no está cableado de esa forma. Necesitamos desaprender para poder usar las nuevas herramientas con todo su potencial. En el caso de mi clase, yo preparé mi PowerPoint, que inserté en el entorno virtual de la clase que representaba la pantalla real del proyector de un aula de U-Tad. Cuando la clase comenzó, mi avatar se situó junto a la pizarra mientras que todos los avatares de los estudiantes se colocaron frente a ella, en la zona de pupitres. Aunque les animé a moverse libremente por el entorno en cualquier momento de la clase, lo cierto es que se mantuvieron respetuosamente quietos en «su lugar».

¿Cómo habría sido una clase impartida en un bosque a la orilla de un lago? me pregunto. Quizá proyectando sobre el cielo azul el material de la clase, mientras nuestros avatares escuchaban tumbados en la hierba… ¿Por qué no?

¿Se habrían comportado de otra forma los estudiantes de no haber estado su avatar claramente linkado a su persona y nombres reales? Es posible. O quizá no. Para mi, el problema es la estructura de la propia clase. Si hacemos al estudiante mirar fijamente a una zona donde va a aparecer la información relevante, da igual que tenga libertad de movimiento. Si quiere enterarse de lo que pasa, tendrá que quedarse quieto. ¿Cómo lo cambiamos?

Gamificar 

Si bien el grueso de la clase fue muy tradicional, decidí incluir un pequeño juego de pistas en el entorno del metaverso. Distintos elementos colgados por las paredes del entorno, formaban un enigma que se resolvía teniendo en cuenta el contenido de la clase. La intención del juego era doble:

    • Por un lado, probar algo distinto aunque fuera pequeño (¡el tiempo de preparación fue de un par de horas!). Fue muy divertido percibir su curiosidad ante el reto y sus ganas de compartir la solución en cuanto la encontraron. Yo que me dedico desde hace años a los Juegos Serios, veo un potencial enorme a diseñar la clase por completo en ese formato, de forma que los estudiantes aprendan a través de un «Treasure hunt» colaborativo. ¿El problema? ¿Cuántas horas de preparación llevaría algo así al profesor VS preparar el PowerPoint tradicional?

    • Por otro lado, buscaba (sinceramente) tener una experiencia con la que entretener a los alumnos en caso de que las cosas se torcieran técnicamente durante la clase. Y ello, sin perder la intención formativa. Mi pensamiento fue sencillo «¿qué hago con 15 alumnos si de pronto no funciona la proyección y tengo que dedicar un buen rato a arreglarla?». Afortunadamente, todo fue como la seda, pero los estudiantes aprovecharon pequeños momentos de pausa para escabullirse en busca de las pistas ocultas.

Gamificacion de una clase en el metaverso
Escondiendo pistas en el entorno de Spatial

La participación de los alumnos

Desde la pandemia, es habitual impartis clases online o híbridas en muchas universidades. Como profesora, noto como en las clases online, los alumnos están mucho más desconectados y como muchos acaban por ponerse a hacer otras cosas o incluso marcharse. Total… el profe ya ha pasado lista…

Seguir 3 horas de clase online es una pequeña tortura. Tu atención fluctúa. Tienes distracciones a tu alrededor y, quizá la clase no es tan interesante como podría ser. Es como asistir a un ciclo de conferencias online o de forma presencial. nunca será lo mismo.

La cosa se complica en caso de clases híbridas. El profesor debe diseñar una experiencia que valga para los alumnos que tiene delante y también para quienes están en casa. En algunos casos esto implica que el profesor se quede quieto en su silla todo el tiempo o que no pueda hacerse que los alumnos presenciales participen físicamente (se levanten, se muevan…) por no dejar fuera a los del online. El resultado suele ser que, o te lo curras mucho, o acabas haciendo algo descafeinado por tratar de llegar a todos.

Los alumnos por su parte, participan poco, normalmente escribiendo en el chat, y son reticentes a abrir el micro y hablar.

¿Cómo conseguimos mantener lo democrático de las clases online que no obligan a los alumnos a trasladarse a otra ciudad (o país) para tener una buena formación, pero sin perder el enlace emocional de la formación presencial?

Laura Raya y su equipo están trabajando en un estudio sobre este tema que espero con mucho interés. Mientras tanto, y después de la experiencia de dar clase en el metaverso, diría que puede llegar a ser una opción excelente. Los alumnos estuvieron más participativos. El sentirse presentes en la clase les hacía quizá menos propensos a desconectar y, la novedad del entorno, el poder explorar y verse a sí mismos y a otros, despertó su curiosidad y sus ganas de probar cosas e intervenir. Yo misma me noté menos… solitaria. Cuando impartes una clase online, sientes como que hablas al vacío y francamente, te desmoraliza un poco no tener ese feedback de ver las reacciones de los alumnos. En este caso, ver todos esos avatares pululando por ahí, me hacía sentirme acompañada. ¿Percepción o realidad?

Las gafas de Realidad Virtual

Hoy en día, es posible experimentar el metaverso en muchos casos tanto con gafas de realidad virtual como sin ellas. En el caso de Spatial, la plataforma es compatible con Oculus Quest pero no con Pico, por ejemplo. El editor del entorno, tampoco es compatible con gafas, por lo que parte de los alumnos y yo misma, experimentamos la clase en 2D. Y nos lo pasamos estupendamente igual.

Sentir la inmersión de la realidad virtual probablemente sea más potente, pero que tu avatar esté presente en el mundo (como ya han demostrado plataformas como Second Life o montones de MMORPGs) tiene un valor inmenso. En el caso de algunos alumnos con gafas, confesaron al final de la clase que habían tenido que quitárselas al cabo de un tiempo pues les generaban cansancio (otros aguantaron las 3 horas con ellas). Con esto quiero decir que no dejes de probar a dar clase en el metaverso por no tener gafas de realidad virtual. Puedes sacarle mucho partido sin ellas también.

En resumen, os invito a investigar y leer sobre el tema que da para mucho. Simplemente con visitar entornos de distintos metaversos, ya tenéis para meses. Podéis visitar una feria medieval, asistir a una sesión de meditación, pasear por el entorno de la mariposa emperador monarca o participar en un escape room con amigos. Aunque lo más divertido de todo para mi, es ponerte a bailar con tus alumnos en medio de clase como si no hubiera un mañana.

Clase en el metaverso
Clase de Narrativa en el Metaverso en U-Tad

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